¿Se volatilizará? ¿Quedaran exentos de seguir
pagando?
Nada más lejos de la realidad.
En primer lugar, cabe explicar que hay muy pocas
probabilidades que un banco quiebre (es decir, presente un concurso de
acreedores) puesto que, tanto al Gobierno español como a la propia Unión
Europea, no les interesa en absoluto dejar caer un banco, situación que
provocaría un efecto en cadena que dañaría al resto de entidades de la zona
euro. De algo ha de servir la lección aprendida con Lehman Brothers.
Sin embargo, pensemos en la posibilidad de
quiebra de nuestro banco que, igual que una empresa que quiebra, reparte su
activo entre sus acreedores. Nuestra hipoteca, como un activo más (préstamos,
acciones), sería comprada o cedida a los acreedores u otros interesados, con lo
cual simplemente dejaríamos de deber el dinero a nuestro banco original y se lo
deberíamos a otro, con las mismas condiciones de la escritura firmada en su
momento.
En definitiva, las hipotecas no desaparecen, no
se nos perdonará ni un euro.
Simplemente, cambiaremos de acreedor.
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